El Arroyo de Alan Ponce


"Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad."
-Jaime Sabines

viernes, 29 de febrero de 2008

Por qué la poesía



Ante nosotros, el cosmos,




inaccesible y velado,

y nosotros, el yo,

desesperado, amenazado de muerte.


Gottfried Benn,





Por qué la poesía


Somos los vivos-muertos incesantes, un día morderemos el vacío, nuestra boca masticara el abismo, el agujero del gran donuts cósmico sobre el que nuestras mandíbulas se abisman.
Somos los representantes de la estirpe del acatamiento. Vivir es un puro acto de acatar. No acatar va contra la existencia. Acatamos la vida y la muerte, el cuerpo que nos ha sido dado, la mente, nuestras carencias, sólo nos queda un zulo en el que alguien ha escrito soy libre.
Mientras devoramos los instantes o somos devorados por ellos algo hay que hacer, no sólo la ingesta de tierra como lombrices. La idea es infantil, abrir la cabeza para ver qué hay. Buscad en mí, os lo ruego, soy una exhibicionista, mi vanidad no tiene límites, he nacido ser humano. Compartiré mi universo craneal con todos los que quieran acercarse, si hay algo de sabiduría es consecuencia únicamente de mi indiscutible ignorancia y de la rabia que me provoca este estado innoble. Todos somos autodidactas de nosotros mismos, lo que no sabemos es un logro, la sabiduría de poder acotar, medir, cuantificar lo que ignoramos. La ignorancia es una ciencia que experimentamos en carne propia a cada instante. El hombre halla lo que no sabe, en esto es sabio. Nuestra sabiduría siempre será tantear los límites del enigma, acotar la incógnita. En definitiva siempre seremos tantalizados por la sabiduría.


I



Todos somos unos poetas malísimos, por eso fracasamos. El auténtico animal poético devastaría esta idiotez de sociedad. Pero el autentico animal poético no es de este mundo, vive en unos acantilados tras el enigma; ¡el enigma, que grandilocuencia! no es más que nuestra propia incapacidad, lo dijo Wittgenstein: “no hay enigma”. Hacemos lo que podemos con la palabra para alcanzar lo sublime, pero la palabra es otra más de nuestras carencias. Estamos sepultados en nuestras carencias, como dijo Nietzsche “Creemos saber algo de las cosas mismas cuando hablamos de árboles, colores, nieve y flores y no poseemos, sin embargo, más que metáforas de las cosas que no corresponden en absoluto a las esencias primitivas”. Tenemos que convertir la palabra en algo que la supere. Será la palabra convertida en arte; la palabra poética. Traspasar el límite con-de la palabra es complicado, ¡y quien puede cuantificar medir analizar ese hecho? Es como humo que se deshace.



II


El poeta debe aventurarse más allá del límite de la palabra para poder cazar su presa. Pero desde dentro, como la lengua del camaleón que atrapa un sabroso insecto.
La poesía esta sobre dos pilares, la soledad y la conciencia. Para estar solos necesitamos al otro. Al otro inalcanzable. El solipsista se basta a si mismo porque todo lo abarca pero el solipsista intuye o imagina la posibilidad del otro y de esta manera funda e inventa su propia soledad. La soledad es indispensable para el hombre. Somos seres humanos en la carencia, a nada podemos compararnos a nada que no seamos nosotros mismos, no hay modelos de hombre, como dijo Sartre “el hombre, sin ningún apoyo ni socorro, está condenado a cada instante a inventar al hombre”. Las leyes naturales se transforman si es que todo se transforma como dice la sabiduría del I Chin ¿Cómo deberíamos ser entonces? No hay jueces. ¿Cómo deberíamos ser sin jueces?



III


La poesía no juzga, la poesía no es verdad ni mentira, la poesía es la culminación de estar siendo, la poesía verifica otra dimensión de la conciencia, es pues un camino contra la adversidad.
Tiene que ver la poesía con la sabiduría, con la belleza, con el descubrimiento, con el desbordamiento, con la fuerza… pero al mismo tiempo se deshace; la poesía no puede verificarse porque el poema no es la poesía, es lo que trasciende del poema lo que es el poema, estar siempre a punto de algo inalcanzable.



IV


Hemos sido dados a lo real como en un sacrificio genocida, nos han entregado a lo real, (por qué, quién no nos hartamos de preguntar) con los ojos vendados, con las manos atadas a la tierra. Hemos de permanecer escupiendo poemas o cada uno lo que pueda o sepa o nada, para participar en la realización de la pirámide de la que habló Kandinsky: “Todo el que ahonde en los tesoros escondidos de su arte, es un envidiable colaborador en la construcción de la pirámide espiritual que un día llegará hasta el cielo”. Nos domina un instinto de expansión, un impulso vital que va más allá del individuo. La existencia huye, quizá vertebrándose en la huída. Vivimos en el rastro que deja la existencia, vivimos en la cultura, sobre los estratos culturales de nuestros ancestros. .¡Por qué la existencia no puede quedarse en cada uno de nosotros, por qué siempre tiene que huir ¿Por que huye la existencia?.



V


La poesía busca la forma y la trasciende, busca la palabra y trasciende su significado, el hombre que encuentra el instante poético es liberado de la mera existencia, superándola. La poesía es un acto de rebelión interna, alcanzar la existencia que huye, ser más rápidos para contemplar lo que hay más allá del hombre. La poesía hace que la existencia se pare un instante a contemplar al ser humano cara a cara antes de seguir en su incesante viaje de huida. Como dijo Gimferrer “la lectura de cualquier poema es un itinerario hacia el instante fijeza, en la que la conciencia se ve a sí misma al ver el instante”.



VI


Hay que aprender a vivir en lo real sin temer continuamente a todo. Hay frutos en lo real pero no todos sabremos abrir la dura cáscara. Hay que hallar. La poesía es un buen instrumento para inmiscuirse en lo real, la palabra poética es una cuña con la que golpear lo real.


VII


Veo en las palabras un poder metafísico, mas allá del significado, la poesía supera el significado de las palabras y nos brinda un sentido trascendente del lenguaje, el sentido oculto del lenguaje. “Ni el cielo ni a tierra muestran benevolencia; tratan a las cosas del mundo como si fueran perros de paja”, dice el Tao te King. No, no es benévola la naturaleza, nos crea para el sacrificio, nos usa para sus fines, más la poesía sí es benévola con el hombre, no es egoísta, no es utilitaria, no nos engaña.
La naturaleza es nuestra adversidad: vosotros sois, nos dice la naturaleza, más esto no es de vuestra incumbencia.
La poesía se rebela contra esta máxima.

jueves, 7 de febrero de 2008

silbando entre molinos



Me recuerda una nota en franco estrafalario,
un mensaje sin retoques de ciencia ni teatro,
una simple historia sin príncipes ni mendigos,
sin amores correspondidos ni olvidos atendidos.

Es simplemente el intervalo del tiempo y el espacio,
de un silbido lanzado al viento sin mayores conjeturas,
atrapado en el hueco de una hora, convertido en segundo,
que rompe el silencio de aquella llanura.


¿quien es el autor de tan genial destello producto de un aire?
eso es lo de menos, el autor solo va colocando sonidos,
coloreando a la vida en transmutantes imagenes de viento,
no le importa la vida, es un hombre feliz,

simplemente va, silbando entre molinos.


Alan Ponce