El Arroyo de Alan Ponce


"Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad."
-Jaime Sabines

miércoles, 8 de julio de 2009

La Lluvia de las Calles





La lluvia de las calles...

Autor: Dammiel
En: Ensayo

(o tragedia de amor entre la gusa y laureles)


Yo estoy perdida entre el cielo y la tierra,

No reconozco mi reflejo en la ventana,

Y cuando volví a verte me dolió la sangre en mis venas...

Las voces lejanas que vienen y van,

No tienen fin en estas calles cercanas

De eternas distancias...

Necesito de un lugar donde alguien me reciba con un abrazo afectuoso,

Necesito que alguien me convenza con paciencia de que yo no tengo culpa del destino...

Esperar aún algo de alguien para abrazar algún valor por esta vida asfixiante...

Y no!!, ángel de mármol, no me agredas!!...

Nunca antes tuve un tesoro como tu...

Era fácil desde hace años respirar que te perdía...

Era lógico saberlo...

Y camino avenida atemajac disfrazando mis deseos de que el destino vuelva a unirnos...

Fría y aterrante es la lluvia de las calles que me envuelven...

¿Haz visto alguna vez la lluvia?...

No reconozco mi rostro...

Nunca en verdad tuve algo como tu...

Tú eras mío,

Y no hubiera tenido que existir otro final,

Pero era fácil respirar que te perdía:

Era lógico saberlo...



Dammiel Mora
Nota: Es para mi un honor reproducir las letras de otros poetas y escritores contemporáneos, tal como ahora hago con la creación de mi querida Amiga, Adriana Dammiel Mora, como ustedes pueden leer, sublime y exquisita.
Atte
Alan Ponce

domingo, 5 de julio de 2009

Cuenta conmigo



Cuenta conmigo

¿Sabes? hoy iniciamos una nueva aventura,
Llena de vida, llena de lo mejor de cada uno,
Llena de nuevos amores, interesantes y valiosos,
No, esto no es una despedida, sino mas bien otra oportunidad al amor,

¿Yo? Sabes que siempre estaré ahí,
En algún rincón de tu corazón,
En lo mejor de tus recuerdos,
en el dulce viento que acaricia tus labios,

¿Tu? Tú encontraras a alguien,
Que celebre y disfrute tu risa,
Que comparta tus lágrimas y las consuele con un beso
Que te haga reír y que te haga el amor

¿Nosotros? Seremos buenos amigos,
Cómplices eternos de sueños incumplidos,
De risas espontáneas, de admiración mutua,
En donde el amor nunca muera, eso si, sin esperanza de un retorno.

Te recordare con una sonrisa tierna,
Esperando y deseando tu felicidad plena,
Siempre tendrás mi apoyo y cariño sincero
Ya sabes, adonde vayas, con quien vayas,
Como sea tu vida, ahí estaré para siempre,
Mi mano siempre firme,
Mi corazón en tus manos,
Cuando tengas problemas,
O desees compartir una alegría,
Ya sabes, ahí estaré
Cuenta conmigo.

Alan Ponce

martes, 16 de junio de 2009

Quiero reir,,,






Quiero dibujar una sonrisa en el firmamento,
y contagiar con mi sentimiento al mundo,
fragmentar en pedazos mi vida,
y lanzar al universo mis sueños,


Trastocar con mis dedos los corazones,
aquellos rotos,, aquellos reales,
y pulverizarlos con risas,
para despues sembrarlos de nuevo,


En medio de la inmensa oscuridad que se me abalanza,
no siento pena,, ni miedo,
por el contrario,, la reto,
y la exploto en bellos recuerdos,


He confiado y creido en el amor,
y no me arrepiento,
por que me ha regalado mas,
mas de lo que hubiera pensado,


Por eso,, hoy solo quiero regalar,
lo que sin pensar he ganado,
el conocer el amor, y disfrutarlo,
quizas en breve instante,
en breves minutos,


por eso hoy,, quiero devolver,
la esperanza y la confianza,
por eso hoy, solo,
hoy, solo, quiero reir,,,



Alan Ponce


martes, 24 de marzo de 2009

No Es Que Muera de Amor...



Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma, de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.

Muero de ti y de mi, muero de ambos,
de nosotros, de ese,
desgarrado, partido,
me muero, te muero, lo morimos.

Morimos en mi cuarto en que estoy solo,
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vacío,
en el cine y los parques, los tranvías,
los lugares donde mi hombro
acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano
y todo yo te sé como yo mismo.

Morimos en el sitio que le he prestado al aire
para que estés fuera de mí,
y en el lugar en que el aire se acaba
cuando te echo mi piel encima
y nos conocemos en nosotros,
separados del mundo, dichosa, penetrada,
y cierto , interminable.

Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
entre los dos, ahora, separados,
del uno al otro, diariamente,
cayéndonos en múltiples estatuas,
en gestos que no vemos,
en nuestras manos que nos necesitan.

Nos morimos, amor, muero en tu vientre
que no muerdo ni beso,
en tus muslos dulcísimos y vivos,
en tu carne sin fin, muero de máscaras,
de triángulos oscuros e incesantes.
Muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
de nuestra muerte ,amor, muero, morimos.

En el pozo de amor a todas horas,
inconsolable, a gritos,
dentro de mi, quiero decir, te llamo,
te llaman los que nacen, los que vienen
de atrás, de ti, los que a ti llegan.
Nos morimos, amor, y nada hacemos
sino morirnos más, hora tras hora,
y escribirnos y hablarnos y morirnos.

Jaime Sabines

lunes, 23 de marzo de 2009

Espero curarme de ti


Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»...
Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»).

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras:
guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas.
Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.

Jaime Sabines

Los Amorosos



Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.

Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre �¡qué bueno! han de estar solos.

Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.

En la obscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.

Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.

Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.

Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor como en una lámpara de inagotable aceite.

Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.

Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.

Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo, complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.

Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida.
Y se van llorando, llorando
la hermosa vida.

Jaime Sabines

Jaime Sabines






Biografía


Jaime Sabines Gutiérrez

(Tuxtla Gutiérrez, Chiapas; 25 de marzo de 1926 - Ciudad de México; 19 de marzo de 1999).



Fue un poeta y escritor mexicano, el más entrañable de los poetas de México, lega eso en su poesía: las entrañas de la piel, las entrañas del ser. Surge diciendo cuanto se encuentra en el fondo y cómo se encuentra en el fondo (de una manera vital y desgarrada) de los hombres y diciéndolo bien.


No pacienta entre la liviandad del espíritu sino que se apropia el heno de la carne. Le importa la terrenalidad en cuanto ámbito que es de la pasión, de la expresión de la construcción de los hombres y las mujeres. Sus demonios y sus aspiraciones son aquellos derivados de la misma pasión, fuente donde vive y vibra la fidelidad a los instintos, a los instantes, tabla verdadera de salvación y de la realización.



Fue hijo de Julio Sabines, quien emigró del Líbano en 1902. Don Julio llegó a Chiapas en 1914, ahí conoció a Doña Luz Gutiérrez, hija de una familia burguesa de la zona y posteriormente madre de Jaime Sabines.Jaime Sabines tuvo una infancia normal, fue jugador de trompo, canicas y basquetbol. Declamador desde la primaria, lo fue oficialmente en la secundaria.


En 1945 viajó a la Ciudad de México para comenzar sus estudios como médico, pronto se dio cuenta de que la carrera de medicina no era para él, en ese momento es cuando comienza su carrera de escritor. Regresó a Chiapas por una corta temporada y estuvo trabajando en la mueblería de su hermano Juan.En 1953 se casó con Josefa Rodríguez Zebadúa con quien tuvo cuatro hijos: Julio, Julieta, Judith y Jazmín.Falleció el 19 de marzo de 1999 en la Ciudad de México, víctima de cáncer, a la edad de 72 años.




Otras biografías




sábado, 21 de febrero de 2009

he de morir

es mi destino, morir algun día
aumque yo sé, que ya estoy muerto,
lo siento, me llega,
lo sé, no necesito estar vivo
amablemente lo siento,
lo acepto, nací muerto,
solo me sentí vivo, contigo,
ahora que de regreso soy nadie
vuelvo a eso, a la muerte,,,
despues de todo, ya estaba muerto
sin luz ni fé,,,
sin ti, esto no vale nada
he de morir,,, así debe ser,,,
Alan Ponce

viernes, 20 de febrero de 2009

El silencio, una promesa rota

La cumbre de un sol que muere,
es lo mismo que una promesa que ya no alumbra,
que define el sentido de una vida, rota,
y se convierte en un silencio estridente, violento,
el silencio,se ha convertido en una promesa rota
Alan Ponce